Ensaio
La casa en tensión en Formas de volver a casa (2011) de Alejandro Zambra y Camanchaca (2009) de Diego Zúñiga
I. Introducción
Dentro de los temas literarios de la narrativa actual que son relevantes para las reflexiones sobre el Chile de la época de posdictadura/posmodernidad, podríamos señalar que uno de ellos es la casa. Sí, será a partir de ella que obras como Formas de volver a casa (2011) de Alejandro Zambra y Camanchaca (2009) de Diego Zúñiga se articulen y anuden su potencia. Por lo mismo, nuestra tesis se enuncia así: tanto en Formas de volver a casa de Alejandro Zambra como Camanchaca de Diego Zúñiga la casa es —y será siempre— el hilo conductor, toda vez que, marca cambios en la representación de la historia nacional y en la historia íntima (la familia como alegoría de la política). Todo esto será decisivo a la hora de mapear el espacio en la definición de la crítica cartográfica, tal como señala Macarena Areco. De modo que, convendría darle ´otra vuelta de tuerca´ y acotaremos el presente trabajo a ese ámbito, porque la literatura no cesa de intervenir en él.
II. Desarrollo
Ante todo, conviene partir por definir crítica cartográfica. Según Macarena Areco, ella es: “(…) un trabajo que visualiza y visibiliza nuevos territorios, estableciendo similitudes y límites, diferencias y familiaridades, densidades y climas, zonas y relieves, y que bosqueja caminos, formas de entrada y de salida, construyendo mapas y no calcos (…) [que], nos permitan ubicarnos y avanzar en el contexto en desarrollo, creciente y confuso de la actualidad” (17). Por lo mismo esta autora, hablará de mapear el espacio y, a nuestro modo de ver, será en este contexto que obras como Formas de volver a casa (2011) de Alejandro Zambra y Camanchaca (2009) de Diego Zúñiga, cobren fuerza desde la casa en tensión que marca cambios en la representación de la historia nacional y en la historia íntima (la familia como alegoría de la política). Semejantes obras —y vinculándolo con lo que afirma Areco—: “(…) facilita[n] la ubicación en el escenario de la literatura chilena actual, de las construcciones identitarias propias y ajenas, construyendo una narración posible, que no pretende confundirse con el referente que es la producción real” (17) y “(…) construye[n] imaginariamente el presente, el pasado y lo porvenir, en sus condiciones de posibilidad y de imposibilidad (…)” (19). Así, convendría partir analizando cada una de ellas.
En Formas de volver a casa (2011) de Alejandro Zambra se habla de la generación de quienes aprendían a leer o dibujar mientras sus padres se convertían en cómplices o víctimas de la dictadura de Augusto Pinochet. En este sentido, se representa la historia nacional, pero Zambra nos muestra el Chile de mediados de los años ochenta desde la vida o la mirada de un niño de nueve años. No es solo asesinar al Padre, sino comprender realmente lo que sucedía esos años: los acontecimientos de la historia. A través de un diario, el escritor registra sus dudas, sus propósitos. Así, con precisión y melancolía, se instaura una reflexión sobre el pasado y el presente de Chile. Un pasaje —dentro de los muchos que podemos hallar que reafirman nuestra tesis— es cuando en el primer capítulo de la novela, narrado en primera persona, se relatan los recuerdos del protagonista de su infancia en Santiago en los años 80´, el cual estuvo marcado por el terremoto de 1985. Aunque este nivel lo podemos señalar como ´ficción´ en contraste con el siguiente, eso no quita que el narrador de estos capítulos no haga visible al lector la situación comunicativa, esto es, que él es un escritor que se encuentra escribiendo una novela y que el lector se encuentra al otro lado de la página. Vamos al texto, cuando afirma que: “(…) [n]os habíamos conocido hacía poco, en la noche del terremoto, el 3 de marzo de 1985, pero entonces no habíamos hablado. Claudia tenía doce años y yo nueve, por lo que nuestra amistad era imposible. Pero fuimos amigos o algo así. Conversábamos mucho. A veces pienso que escribo solamente para recordar esas conversaciones” (14). Aquí se evidencia cómo el narrador quiere darse a conocer al lector, además del protagonista de la historia que narra, en tanto que el ´autor´ se empeña por recuperar las imágenes de su infancia. Así, a lo largo de la novela, se yergue la intención del ´autor´ de recordar. Sin embargo, se trata de un recuerdo no marcado por un fin testimonial, sino bajo la subjetividad del rescate de una vivencia personal y en medio de una puesta en escena que deja al descubierto el estatuto de la ficción de la escritura.
Otro pasaje, lo podemos situar ya en la conclusión de la novela Formas de volver a casa de Alejandro Zambra, con el terremoto del 2010: permite al autor abarcar tanto las vidas de los que sintieron directamente sus consecuencias como las vidas de las personas para quienes la dictadura era una historia ajena. El narrador, miembro del último grupo, piensa: “(…) ingenuamente, intensamente en el dolor […]
en los muertos de ayer, de mañana. Y en este oficio extraño, humilde y altivo, necesario e insuficiente: pasarse la vida mirando, escribiendo” (164). De modo que, la tarea del escritor consiste en darse cuenta de ese dolor ajeno, y registrarlo. No por nada señalará que: “[q]uienes nacimos a comienzos de la dictadura crecimos buscando y contando la historia de nuestros padres y tardamos demasiado en comprender que también teníamos una historia propia” (28). De hecho, esto ilustra la relación con los padres y la posibilidad de desaparecer: quiénes pudimos haber sido y en qué nos hemos convertido.
Por otro lado, conviene referirnos brevemente a Camanchaca (2009) de Diego Zúñiga, puesto que instaura un auténtico giro literario a través de diversas “estrategias narrativas”: la casa, la familia, el secreto familiar (los espacios cerrados). Repasa la historia de un muchacho que viaja junto a su padre y la familia de él desde Santiago a Iquique, para luego emprender rumbo a Tacna. En el viaje se desdobla el tiempo, la memoria familiar –o, mejor aún, la familia como alegoría de la política- que se articula y rearticula en forma de inquietantes señales, puntos de fugas, descubrimientos y estremecimientos. La memoria, sí, aparece: pero de manera fragmentada. Un ejemplo de esto último, puede ser cuando se desliza una tentativa de incesto, tal como se infiere en estas líneas: "[e]sa noche habló de mi papá y de lo sola que se sentía. Apagó la luz y nos quedamos a oscuras. Me dijo que yo no tenía idea lo que significaba quedarse sola. Porque tú te vas a ir, dijo ella, tú vas a agarrar tus cosas y te vas a ir. No lo sé, respondí mientras ella se pasaba las sábanas por el rostro (…). Sentía su vientre abultado contra el mío. Me pidió que le hiciera cariño en el pelo, y yo, una vez más, le hice caso” (62). Aquí, ya se dibuja un cambio en la historia íntima, reflejado en el carácter ambivalente y voluble de los personajes.
En otros pasajes, se vuelve a indagar sobre las peculiares relaciones que se suscitan entre los personajes, dando cuenta de la incidencia en la historia íntima. Por ejemplo, el nexo entre Antonio y su mamá, tal como se describe a continuación: “[a]vancé lentamente y ahí estaban ellos, sobre la cama. Ella lloraba y emitía un leve quejido. Antonio estaba encima de ella y se mecía. Yo pensé que estaba intentando matarla. Parece que él también lloraba. Después ella lanzó un quejido agudo y se abrazaron” (67). Piénsese, también, en el aborto de la madre: “[m]e dijo que había muchas cosas que yo no sabía, que no fue idea suya mentirme, que era un trato hecho con mis abuelos” (18) e —inclusive— su abuso. Así, todo el libro es el eco de la sociedad chilena posdisctadura y pos transición, un Chile a tras mano, desventajoso aún de los supuestos beneficios de la modernidad capitalista de típica familia de clase media. De hecho, el personaje principal se enfrenta al nuevo milenio y la memoria construye un relato siempre evanescente, pero cargado de significantes a través de la metáfora del desierto, ya que, por una parte, actualiza el tránsito de la niñez a la adolescencia del protagonista, y por otra, el devenir histórico del propio país.
III. Conclusión
Llegados al final del trabajo, apreciamos cómo se confirma nuestra tesis: que tanto en Formas de volver a casa de Alejandro Zambra como Camanchaca de Diego Zúñiga la casa es —y será siempre— el hilo conductor, toda vez que, marca cambios en la representación de la historia nacional y en la historia íntima (la familia como alegoría de la política). Y, ciertamente, la literatura interviene en estos imaginarios. Si en el primer texto se refleja la historia nacional bajo la subjetividad del rescate de una vivencia desde la mirada de un niño de nueve años, en Camanchaca de Diego Zúñiga se ahondará más en la historia íntima (la memoria fragmentada), a saber, en la familia como una alegoría de la política: el aborto de la madre —y su abuso—, la relación entre Antonio y su mamá, la imagen del desierto como metáfora que actualiza, por una parte, el tránsito de la niñez a la adolescencia del protagonista, y por otra, el devenir histórico del propio país. Lo cual, será decisivo a la hora de mapear el espacio en la definición de la crítica cartográfica y convendría darle ´otra vuelta de tuerca´. Por lo mismo, sería interesante proyectar esta tesis hacia otro corpus de obras que impliquen a los narradores y protagonistas en la escenificación de la casa, examinadas —eso sí— con mayor exhaustividad y sin limitaciones.
Referencias Bibliográficas
Areco, Macarena. Cartografía de la Novela Chilena Reciente. Realismos, Experimentalismos, Hibridaciones y Subgéneros. Santiago: Ceibo Ediciones, 2015. Medio impreso.
Zambra, Alejandro. Formas de volver a casa. Barcelona: Anagrama, 2011. Medio impreso.
Zúñiga, Diego. Camanchaca. Santiago: La Calabaza del Diablo, 2009. Medio impreso.
Alfredo Fredericksen Neira
Investigador Independiente, Diplomado en Poesía Universal (Centro de Estudios Avanzados PUCV-2018), Diplomado en Historia del Arte (Centro de Estudios Avanzados PUCV-2017), Diplomado en Estudios de la Religión (PUC-2016), Diplomado en Arte y Estética Árabe-Islámica: clásica y contemporánea por la Universidad de Chile (CEA-2015), Diplomado en Teologías Políticas y Sociedad por la Universidad de Chile (CEA-2014), Diplomado en Psicología Jungiana (PUC-2014) y Diplomado en Cultura Árabe e Islámica por la Universidad de Chile (CEA-2014). Mail de contacto: alfredericksen@gmail.com